La perfección objetiva no existe, y no podemos ni siquiera rozar la felicidad si no la sacamos de nuestras vidas. Otra cosa es la perfección subjetiva, aquella que nos ayuda a ser más felices, a sentirnos mejor, a dar un valor añadido a nuestras experiencias, a nuestros recuerdos. Esa que hace que nuestras expectativas subjetivas preparen nuestras capacidades, nuestros recursos, para dar lo mejor de nosotros. Esa tarde fue perfecta. Esas vacaciones fueron perfectas. Ese proyecto quedo perfecto. Este viaje va a ser perfecto. Este trabajo es perfecto para mi. No renunciemos a este adjetivo en el ámbito más íntimo y personal, es simplemente un adjetivo potenciador.
psysi
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