Cuando aceptamos nuestras emociones, no estamos diciendo que nos gusten. Estamos dándoles el espacio necesario y suficiente para que se den. Nos estamos dando el permiso para sentirlas, sean o no de nuestro agrado. Estamos aceptando que somos humanos, y como tal sentimos. Estamos permitiendo que fluyan y no se queden ancladas en nuestro interior. Cuando aceptamos nuestras emociones, tenemos una mayor capacidad para elegir los comportamientos que queremos que se deriven de ellas, y sólo eligiendo podemos ser libres.
psysi
Excelente reflexión.
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